
Los niños tienen necesitan hacer las cosas una y otra vez antes
de aprenderlas por lo que los juegos tienen
carácter formativo al hacerlos enfrentar una y otra vez, situaciones
las cuales podrán dominarlas o adaptarse a ellas. A través del juego los niños
buscan, exploran, prueban y descubren el mundo por sí mismos, siendo un
instrumento eficaz para la educación.
El juego es un ejercicio que realiza el
niño para desarrollar diferentes capacidades:
- Físicas: para jugar los niños se mueven, ejercitándose
casi sin darse cuenta, con lo cual desarrollan su coordinación psicomotriz y la
motricidad gruesa y fina; además de ser saludable para todo su cuerpo,
músculos, huesos, pulmones, corazón, etc., por el ejercicio que realizan,
además de permitirles dormir bien durante la noche.
- Desarrollo sensorial y mental: mediante la discriminación de formas, tamaños,
colores, texturas, etc.
- Afectivas: al experimentar emociones como sorpresa, expectación
o alegría; y también como solución de conflictos emocionales al satisfacer sus
necesidades y deseos que en la vida real no podrán darse ayudándolos a
enfrentar situaciones cotidianas.
- Forma hábitos de cooperación, para poder jugar se necesita de un compañero.
- El juego hace que los bebés y
niños pequeños aprendan a conocer su cuerpo,
los límites de él y su entorno.
Los niños deben disfrutar de sus juegos
y recreaciones y deben ser orientados hacia fines educativos para así conseguir
el máximo beneficio.
En un inicio, los niños sólo se desenvuelven
por la percepción inmediata de la situación, hacen lo primero que se les viene
a la mente, pero este tipo de acción tiene sus límites sobre todo cuando hay
problemas; mediante el juego el niño aprende a desenvolverse en el ambiente
mental, utilizando el pensamiento para ir más allá del mundo externo concreto,
logrando guiar su conducta por el significado de la situación obligándolo y
motivándolo a desarrollar estrategias para la solución de sus problemas.

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