lunes, 1 de septiembre de 2014

 Claves para desarrollar
la inteligencia, jugando


El potencial educativo del juego 
“Antes, sin darnos cuenta, jugábamos con los niños y los educábamos. Hoy pensamos que es
mejor que aprovechen el tiempo con una clase de inglés”, nos alerta el neuropediatra Eduard
Estivill, !rme defensor del juego como instrumento pedagógico.
Y no le falta razón, porque es precisamente a través de propuestas lúdicas y no con las actividades
más académicas o estructuradas, como los niños menores de 6 años desarrollan sus habilidades
intelectuales básicas, como la imaginación, el lenguaje y la capacidad de razonamiento.
Estas son seis claves para aprovechar desde el hogar todo el potencial educativo que ofrece
el juego:



1. Proporciónale espacios para jugar, habilitando lugares de la casa en los que
pueda hacerlo libremente. Lo ideal es que sean lugares amplios, luminosos, alejados de ruidos y
libres de objetos que puedan entorpecer o crear peligro. Puede tratarse de una habitación entera,
una zona concreta o un rincón de la cocina, pero exígele que respete el resto de espacios no
destinados a ese !n y que acepte que hay juegos que no están permitidos en casa.
“Ese palo lo puedes dejar en el paragüero, pero no lo puedes sacar de ahí, ya sabes que en
casa no puedes jugar con él. Mañana si quieres lo bajas otra vez al parque”.
2. Mantén los juguetes ordenados y a su alcance. Las cestas, cajas de
plásticos transparente o estantes bajos son ideales para que aprendan a organizar sus pertenencias
y a responsabilizarse de su mantenimiento. Puedes pegar en cada uno de ellos una foto y un
cartel con el tipo de juegos que contiene: construcciones, coches, disfraces, pinturas...
“En cinco minutos es la hora del baño. Puedes ir recogiendo los juguetes y guardándolos en
sus cajas: fíjate bien en los dibujos para poner cada cosa en su sitio”.
3. Selecciona con cuidado sus juguetes. Es mejor escogerlos adaptados a su
edad, poco so!sticados, seguros y que fomenten la imaginación, respondan a sus intereses y no
presenten rasgos sexistas o violentos. Eso sí, evita que su habitación esté abarrotada de juguetes.
Retira los que ya no use o aparta temporalmente parte de ellos para hacerlos reaparecer más
adelante, así renovará su interés por ellos. Por otro lado, reciclar y reutilizar es una forma perfecta
de enseñarles a apreciar el valor de las cosas.
4. Busca tiempo para que pueda jugar. Asegúrate de que, en la organización
de sus rutinas diarias, le queda tiempo su!ciente para jugar. A estas edades es importante dedicar
más tiempo a las actividades lúdicas no estructuradas que a las actividades extraescolares o
a estar delante de las pantallas.
5. Invita a otros niños a jugar a casa. Si los juguetes son importantes, los compañeros
mucho más. Así podrás observar cómo se relaciona con ellos, si es demasiado retraído,
impulsivo... Ensaya con él normas de cortesía, cómo hacer para que el visitante se sienta cómodo,
a qué jugar..., pero luego quédate en segundo plano y solo intervén si no saben resolver sus
propios con"ictos.
“No puedes dejar de jugar por ir perdiendo. Antes le ha pasado a tu amiga y no se ha enfadado.
Unas veces se gana y otras se pierde”.
6. Juega con él y déjate llevar por su imaginación, pero no lo dirijas tú: a
estas edades ya son capaces de llevar la iniciativa. Eso sí, ayúdale a expresar adecuadamente lo
que quiere decir y a enriquecer su lenguaje.
“¿Estás cocinando macarrones? ¡Qué ricos!, a los míos no les eches tomate, por favor, pero sí
champiñones y un poquito de orégano”.
Aunque te parezca muy pequeño para los juegos de mesa (parchís, cartas, dominó, la oca...),
no lo es y disfrutará mucho de participar en una actividad de adultos. Son juegos que ofrecen
una cantidad enorme de posibilidades para estimular la inteligencia y para introducir conceptos
que pronto estará trabajando en el colegio: anterior, posterior, mayor, menor, igual, pareja, las
series numéricas... También irá aprendiendo a ganar sin herir los sentimientos de los demás y a
perder sin enfadarse.
Pero no olvides que, ante todo, jugar signi!ca diversión. Si lo conviertes en una mera herramienta
didáctica... en seguida perderá su interés.
El supermercado: un buen lugar para aprender

Ir a hacer la compra al supermercado justo cuando está atiborrado de gente, carritos y
niños gritones que se encaprichan con cada golosina que se encuentran... puede ser un in!erno.
Pero también se puede convertir en un lugar excelente para desarrollar la capacidad de
observación, la toma de decisiones, la memoria y la riqueza de vocabulario de los más pequeños.
Solo hay que plani!car la salida y seguir un plan de acción estratégico con nuestros hijos:
1ª FASE: LOS PREPARATIVOS
Hacer la lista de la compra
Hay que mirar lo que falta en la nevera y en la despensa, y calcular lo que se va a consumir hasta
la siguiente visita al supermercado. Si ya sabe escribir, puede hacer él mismo la lista, aunque
sea muy rudimentaria. Si no, puede marcar cruces en un folleto publicitario o bien recortar los
productos y pegarlos.
 Si le ayudamos a agrupar las cosas (fruta, artículos de limpieza, bebidas, conservas...) le estaremos
enseñando a clasi!car.
Anticiparse a los posibles problemas.
Hay que escoger un día del mes y un horario en el que no haya demasiada gente comprando.
 Siempre que vayamos con niños pequeños a lugares grandes y amis!casos es interesante
pegarles en la muñeca una pegatina o colgarles al cuello una cinta con su nombre y nuestro
número de teléfono. Aunque lo ideal es que, cuanto antes, memoricen sus datos. Es bueno hablar
con ellos de cómo deben reaccionar y a dónde deben dirigirse en caso de que se pierdan.
 Avisarles de que no se pueden comprar caprichos... o, en todo caso, acordar qué producto está
permitido (unas galletas determinadas, unas chucherías...).
2ª FASE: CONVERTIR A LOS HIJOS EN NUESTROS AYUDANTES
Hacer que se !jen por donde nos movemos. Hay que implicarles para recordar en qué planta
y zona del parking hemos dejado el coche, por qué puerta hemos entrado, por qué pasillos
tenemos que pasar...
 Animarles a que nos ayuden a encontrar los productos y a meterlos en los carritos especialmente
diseñados para niños que ellos mismos pueden manejar. Pueden ir tachando de la lista
lo que se va metiendo en el carro.
 Aprovechar la visita de las distintas secciones para ampliar su vocabulario. En vez de decirle:
“vamos a comprar pescado”, es mejor utilizar las palabras precisas que de!nen los productos
o procesos de alimentación. “Necesitamos comprar rodajas de merluza, !letes de perca y cien

gramos de salmón ahumado”.
Mientras se espera el turno, se le puede explicar de dónde proceden los productos, el camino
que recorren hasta llegar al supermercado o por qué es importante comprar productos frescos
en vez de envasados. Eso sí, ojo con dar un sermón aburridor...
 Hay que dejarles que intenten descifrar letras y números de los distintos carteles, nombres
de productos, precios... También se puede aprovechar para que se familiaricen con las medidas
(kilos, litros, docenas...).
 A la hora de pagar, pedirles que nos ayuden a poner los productos sobre la cinta, a que ellos
mismos entreguen el dinero y recojan la vuelta. También puede ser buena idea llevar la bolsa de
casa para explicarles que hay que evitar las de plástico y cuidar así el medio ambiente.
En caso de que aparezcan, hay que neutralizar los caprichos y las pataletas. 
3ª FASE: ORGANIZAR LA COMPRA EN CASA
Una vez en casa pueden ayudar a dejar cada cosa en su sitio: en la despensa, en la nevera, en el
congelador... Así se les enseña a ordenar y clasi!car. Se puede aprovechar para explicar la importancia
de congelar los alimentos, el signi!cado de la fecha de caducidad....
Una vez separados los envases y envoltorios, se le puede mostrar la importancia de reciclar los
residuos.
 Al !nal de la jornada, es importante darle las gracias por su colaboración (“yo sola no hubiera

podido”), darle la sincera enhorabuena por lo bien que lo hizo... ¡y a zamparse alguna golosina!

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